Las familias a menudo nos dicen que es difícil hacer malabarismos con todas sus responsabilidades diarias, junto con las citas médicas/tratamiento y luego tratar de administrar el mal sueño de su hijo por la noche. Como resultado, es habitual que el padre/la madre acceda a peticiones de sueño de su hijo a las que normalmente no accedería.

Una de ellas es dormir en la misma habitación o en la misma cama que el niño. En el hospital, cuando su hijo se encuentra mal, es natural querer compartir la cama y hacer que se sienta mejor. Pero cuando las familias vuelven a casa durante la terapia de mantenimiento, es posible que no sepan cómo romper este hábito. Lo que hizo que su hijo se sintiera mejor a corto plazo (compartir la cama) puede acabar alterando su sueño a largo plazo (los niños y el padre y la madre informan de una mejor calidad del sueño cuando duermen de forma independiente).

Las familias a menudo nos dicen que es difícil hacer malabarismos con todas sus responsabilidades diarias, junto con las citas médicas/tratamiento y luego tratar de administrar el mal sueño de su hijo por la noche. Como resultado, es habitual que el padre/la madre acceda a peticiones de sueño de su hijo a las que normalmente no accedería.

Un ejemplo de ellas es dormir en la misma habitación o en la misma cama que el niño. En el hospital, cuando su hijo se encuentra mal, es natural querer compartir la cama y hacer que se sienta mejor. Pero cuando las familias vuelven a casa durante la terapia de mantenimiento, es posible que no sepan cómo romper este hábito. Lo que hizo que su hijo se sintiera mejor a corto plazo (compartir la cama) puede acabar alterando su sueño a largo plazo (los niños y el padre y la madre informan de una mejor calidad del sueño cuando duermen de forma independiente).

Error #1: pensar que dormir más siempre es mejor.

La mejor respuesta: cuando se siente enfermo, es probable que un médico le haya dicho “asegúrese de descansar”. En el caso de una enfermedad de corta duración, como un resfriado o la gripe, es un buen consejo. Sin embargo, cuando se trata de leucemia, es importante recordar que la mejoría de su hijo es más una maratón que una carrera de velocidad. Darles constantemente más oportunidades para dormir puede derivar en que el reloj interno de su cuerpo (llamado ritmo circadiano) aprenda a dormir de a ratos, con múltiples interrupciones en mitad de la noche.

Error #2: dormir siestas largas puede compensar no haber dormido lo suficiente por la noche.

La mejor respuesta: una siesta corta (menos de 30 minutos) puede ser muy necesaria, especialmente en determinados días durante la terapia de mantenimiento. Sin embargo, algunos niños acaban durmiendo siestas demasiado largas. Esto no sustituye al sueño nocturno de calidad. De hecho, las siestas largas pueden perturbar su sueño nocturno. También hay que tener en cuenta que, si las siestas tienen lugar demasiado tarde, el niño puede tener dificultades para conciliar el sueño.

Error #3: aceptar que dormir poco es necesario durante el tratamiento contra la leucemia.

La mejor respuesta: cuando las familias llegan a la fase de mantenimiento del tratamiento contra la leucemia, a veces se resignan a creer que dormir mal es la nueva normalidad. Si bien es frecuente que el sueño sea deficiente durante las fases de inducción y consolidación del tratamiento, ahora es uno de los mejores momentos para iniciar a su familia en el camino hacia un mejor sueño. El tratamiento es menos intensivo, y dar pequeños pasos hacia un mejor sueño ahora será beneficioso en el futuro.

Error #4: esperar que el equipo oncológico de su hijo hable del sueño.

La mejor respuesta: el equipo de oncología de su hijo tiene tanto que monitorear que a veces el sueño se le escapa de las manos. El oncólogo de su hijo, los enfermeros, los psicólogos, etc., todos quieren ayudar a su familia a dormir mejor. Avíseles si el sueño a veces o a menudo es una lucha. Aunque todavía no sea un problema grave, el hecho de poner este tema en su radar les ayudará a atender mejor a su hijo.